8.8.06

My life as a dog




He dejado de ver a Tomás Fernández hace mucho tiempo, tanto que ya ni sé. Recuerdo con gusto los buñuelos despeinados de yuca que le dieron a conocer como un joven promesa de la gastronomía venezolana, en la casa rosada de El Hatillo. La gente llamaba a su cocina "cocina de inspiración". La verdad es que Tomás andaba haciendo gestiones para que la inspiración se quedara instalada en su vida, no tenía sentido utilizarla sólo para un oficio concreto.
Así fue como me contagió su pasión por My life as a dog. Una película sueca que yo no había visto cuando nos conocimos y que según él era una inspiración para la vida. A partir de entonces se me ha quedado grabado un niño de doce años que, en medio del infierno, se las arregla para salir adelante pensando siempre que podría estar peor. Un niño con una entereza y un sentido del humor desbordantes. Una manifestación en contra del victimismo.
Tenía razón Tomás, era necesario una inspiración así para sobrevivir con algo de gracia a los cataclismos que vendrían.

Por cierto, he descubierto que Tomás tiene un blog: http://tomasnomas.blogspot.com/

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Emi, qué bueno que estés por aquí... Un beso, Maru

Unknown dijo...

¡Guau!
No sé qué me fascinó más: si los buñuelos de yuca, la peli en cuestión (que en este momento salgo a buscar) o tus palabras, Emilú.

Gran post.
Gigante en su brevedad y simpleza.

Abrazos,
Ratas.

Anónimo dijo...

Nice, very nice.

Anónimo dijo...

Emi, que bonito, para cuando la novela?
Bueno, un cuento corto vale.
Besitos, Xi

Tomás Fernández dijo...

MIL GRACIAS Emi por este post
mil besos para ti
P.D Ya te puse en mis link

Anónimo dijo...

Me gusta tu blog y tu perra! ¿La vendes?

Anónimo dijo...

Supe de tu Blog por Tomas. Cuando vengas de visita avisame y vamos a comer con Tomas y Leo con quien tambien sigo en contacto.

Lari