27.11.14

En defensa de las damas

"No he de escribir aquí un tratado, sino que me limito a prologar un relato un tanto singular, con algunas observaciones pasajeras; aprovecharé por eso la oportunidad para afirmar que el máximo grado de la reflexión se ve puesto a prueba por el modesto juego de damas en forma más intensa y beneficiosa que por toda la estudiada frivolidad del ajedrez. En este último, donde las piezas tienen movimientos diferentes y singulares, con varios y variables valores, lo que sólo resulta complejo es equivocadamente confundido (error nada insólito) con lo profundo. Aquí se trata, sobre todo, de la atención. Si ésta cede un solo instante, se comete un descuido que da por resultado una pérdida o la derrota. Como los movimientos posibles no sólo son múltiples sino intrincados, las posibilidades de descuido se multiplican y, en nueve casos de cada diez, triunfa el jugador concentrado y no el más penetrante. En las damas, por el contrario, donde hay un solo movimiento y las variaciones son mínimas, las probabilidades de inadvertencia disminuyen, lo cual deja un tanto de lado a la atención, y las ventajas obtenidas por cada uno de los adversarios provienen de una perspicacia superior". Edgar Allan Poe, Crímenes de la calle Morgue

9.7.14

Despechos

Mi pana David Ocanto vino a Madrid en 2008 y su presencia en aquel momento me dejó varias alegrías. Entre ellas, el momnbre de Concha Buika. Teníamos que haber ido juntos a un concierto en el Fernán Gómez, pero mi burbuja la acababa de pinchar la crisis y me tuve que quedar en casa. Sin embargo, los cheques que te dejan los buenos amigos no caducan y 6 años más tarde le agradezco a David aquella recomendación. Revisando las canciones de la Buika, he encontrado una especialmente poderosa. Si tuviese que elegir hoy mi canción para un despecho elegiría "Jodida pero contenta", sin dudar. Cómo me gustaría encontrarme con David en estos días y contárselo, pero vamos a tener que esperar. Por casi doce años el lugar que ahora ocupa esta canción lo ocupaba una que descubrí cuando todavía vivía en Caracas: "Si no te hubieras ido", que cantaba Marco Antonio Solís en la película "Y tu mamá también". Recuerdo que una noche de despecho y borrachera, Carlos Liscano me preguntó, todo lo serio que podía ser en ese momento, si yo de verdad creía en lo que decía esa canción. ¿Es verdad que si no se hubiese ido serías tan feliz? Al ser Carlos un amigo tan cercano sólo tuve que reirme un poquito, llorando todavía, para que entendiera. Una canción de despecho, en principio, tiene que mentir un poco para poder aliviar. No sería tan feliz si se hubiese quedado, es verdad. Ni pudiese estar contenta, si estuviese jodida.