2.9.06

Mi visión de Nueva York


Leer un libro de biblioteca, tal y como están las cosas, es algo raro pero que alguien en una biblioteca se acuerde de tí al encontrarse un libro y que lo saque prestado porque podría alegrarte la vida es una rareza, casi un milagro. Pues hace nada tuve esa suerte y encima el libro, efectivamente, me alegró la vida. Menos mal que no hay que devolverlo hasta el 23 de septiembre, lo quiero leer varias veces.
Algunos libros, más que otros, no hacen más que darnos ideas. El diario de Carmen Martín Gaite, Mi visión de Nueva York, me ha dado grandes esperanzas: he descubierto que mi plan de vivir en NY no es una utopía ahora que he cumplido treinta y seis. Tendré que explicarme mejor: vengo de Caracas, la capital de un país joven, con prisas para todo y pocos planes para el futuro.
Entonces me encuentro con que a los cincuenta y cinco años la escritora decide dejar Madrid para vivir una temporada neoyorquina, estudiar inglés, enseñar español y, mientras tanto, hacer un diario-collage que ha publicado Siruela.
Claro, hay quien dirá: "Ella era ya, en 1980-1981, Carmen Martín Gaite, una escritora famosa que podía darse esos lujos", pero eso no me importa. El verdadero lujo es recordar de vez en cuando que la vida continua y permitirlo.
A propósito, su diario es fantástico. Un doble registro, infantil y femenino. Una voz propia pero cotidiana. Palabras e ilustraciones transfieren un relato lleno de vida y de referencias a Hopper y a Virginia Woolf. ¿Acaso no hemos soñado todas las mujeres con tener una habitación propia? ¿No es NY la ciudad ideal para disfrutar de esa libertad? Me sorprendió además su descubrimiento de la soledad y de la multitud americanas.

Esta revelación ha sido posible gracias al gesto amoroso de la persona que sacó el libro para mí de la biblioteca y que tendré muy en cuenta.