12.6.08

Sillas voladoras


Me gustan los parques de atracciones, sobre todo porque son el paraíso de la dispersión. Los juegos de feria y los peluches gigantes. Los trenes que regresan al mismo sitio. Los lugares maravillosos, misteriosos, peligrosos. El ruido. Las luces incandescentes. El algodón de azúcar, los refrescos, los perritos calientes. La posibilidad de perderte, de sorprenderte, de marearte, de cerrar los ojos y gritar delante de mucha gente, de subir muy alto, de bajar al fondo a gran velocidad, de experimentar el vacío. La montaña rusa me da bastante miedo pero suelo subirme en alguna, en cuanto alguien insiste.
En el Parque de Atracciones de Madrid hay sillas voladoras. La estructura está rodeada de árboles altos. Las sillas son de mimbre y están sujetas al techo por cadenas. Cuando estás dando vueltas, cada vez más rápido, te acercas tanto a los árboles que tienes la sensación de que vas a chocar contra ellos.
Me gustó mucho conocer ese parque el otro día. Mientras J y el CH estaban en la montaña rusa, yo aproveché para subirme en las sillas voladoras. La sensación es total, disfruté en grande. Me acordé del Tolón, el parque donde yo iba en Caracas cuando era niña y de sus sillas voladoras. Es una costumbre maravillosa la de reservarse algunas etapas sin superar.

1 comentario:

Maie dijo...

Susto Emi...esas sillas tan altotas de aqui me dan un vertigo jejeje y mira que yo soy primer chicarron a la hora de una montana rusa, pero las sillas no se por que me hacen sentir insegura.
Bellisima la foto