22.5.09

Zorros en Londres

¿Qué es lo peor que nos puede pasar por la noche a Tieta y a mi? ¿Que nos persiga un zorro, verdad? Pues, eso exactamente fue lo que nos pasó anoche.

Los zorros de Londres son una leyenda urbana... A los zorros de Londres sólo los han visto aquellos que vuelven tarde a casa y en muy raras ocasiones ... ¡Ojala! En 2006 ya había en el centro de la ciudad más de 10.000 zorros, unos 16 por cada 2.5 km2, sólo que yo no lo sabía antes de llegar aquí.

Los zorros comenzaron a venir a Londres después de la II Guerra Mundial. Eran animales salvajes que cansados de la rutina que suponía una alimentación 100% natural, como conejos y gallinas, encontraron una fuente poderosa de nutrición y placer en la basura. Sus viajes desde el countryside a la ciudad dejaron con el tiempo de tener retorno. Lo que antes transcurría en la penumbra ahora ocurre a plena luz del día. Se pasean entre los coches, escarban en los jardínes y toman el sol, cuando sale. Es más, los complejos se han acabado y ya no huyen de la gente. Los zorros de ahora han nacido en la ciudad y, por lo tanto, son zorros urbanos. Alguna sociedad protectora dice que les sería imposible sobrevivir en la naturaleza y que, aunque viven muchos menos años (2 de 13 aprox.), su vida es mejor en la ciudad.

El zorro de la foto fue un residente habitual en el jardín que veo desde la ventana de mi habitación durante el mes pasado. Pero no es el único de la familia que ocupa el territorio. Hay otro al que se le ha caído el pelo completamente y que anoche nos persiguió a Tieta y a mi. Corrimos mucho y muy de prisa, mientras escuchaba detrás sus quejidos. Pasó un rato largo antes de que consiguiéramos aplacar al corazón detrás de la puerta.

Esta noche no he podido salir con Tieta porque todavía siento miedo y, aunque parezca mentira, pena.

15.5.09

Herencia







No conocí a mi abuela materna pero durante 23 años estuve al lado de Ernestina, mi tía-abuela. Cuando nací me hizo la niña de sus ojos para siempre.


Sé que fue muy joven de Maracaibo a Caracas, junto a mi abuela, Ismenia y mi mamá. Que fue secretaria de Alcoa Steamship Co. y que vivió en Nueva Orleans y en San Francisco. Que también viajó a Nueva York. De esa época yo guardo su baúl negro repleto de cosas insólitas. De regreso en Caracas, siguió trabajando como secretaria y siendo el sostén del hogar. A veces me contaba historias sobre sus amigas norteamericanas o sobre sus padres, mis bisabuelos. Le gustaba la zarzuela y el boxeo. Pasaba 2 horas arreglándose por la mañana para salir a trabajar en su flamante Dodge Dart blanco, con eterno olor a nuevo. Su peinadora era un universo. Tenía una cita todos los sábados en la peluquería. Me he mudado siempre con sus álbumes de fotos y los he visto cientos de veces. No se casó ni tuvo hijos pero en un par de fotos aparece de la mano con un hombre moreno y flaco y en otras con un hombre alto, con gafas, a su lado.

Me enseñó lo que tenía que saber sobre cremas, perfumes, maquillaje, vestidos, medias y zapatos. Sobre el valor que tenía el trabajo, la independencia, ganar dinero y administrar una vida. Me explicó que la comida que servía era la que estaba preparada ya. Me llevó a conocer el Metro de Caracas y el Teatro Teresa Carreño recién estrenados. Me regaló un Volkswagen verde del año 70, mi año de nacimiento, y un pasaje para que conociera Nueva York cuando tenía 21 años. Podría hacer una lista interminable.


Cuando se retiró del trabajo, llegó al apartamento donde vivíamos las dos con su máquina de escribir último modelo, que  era casi una computadora. Sólo tenía 69 años. Su idea era seguir trabajando desde casa pero de inmediato supo que tenía un tumor en el cerebro, de esos malignos, que no se pueden operar ni con el mejor médico del mundo. No pasa un día sin que la recuerde y busque en esos recuerdos la fuerza que ella tenía para vivir día a día.
Se cumplen 15 años de su despedida rápida y silenciosa.

13.5.09

Revelaciones


"A real gimlet is half gin and half Rose's Lime Juice and nothing else". Raymond Chandler, The Long Goodbay
Me pregunto si las revelaciones se pueden explicar de alguna manera, cómo se reconocen y cómo es el momento. Creo que yo nunca he tenido una revelación.
En las primeras líneas de una novela de Nick Hornby que seguiré leyendo, la protagonista está en un parking, dentro del coche, cuando llama a su marido, que está en casa cuidando a los niños. Sólo quiere recordarle que debe escribir una nota para el colegio y, sin habérselo propuesto, le suelta que ya no quiere estar casada con él.
Ayer pasaron el último episodio de la segunda temporada de Mad Men en BBC4. Betty Drapper tiene que decidir qué hacer con su vida, pero todavía está confundida. Deja a sus niños en el hotel donde está viviendo su marido y, sin ningún plan, entra en un bar. Allí pide un gimlet y sabemos que de un momento a otro va a pasar algo, algo muy significativo por pequeño y contradictorio que sea, y una serie de eventos se van a desarrollar.
A ese tipo de cosas me refiero con revelaciones.

18.4.09

Stravinski es venezolano

Stravinski es venezolano... esas fueron las palabras con las que Gustavo Dudamel quiso hacer un guiño al público durante el ensayo abierto de El rito de la primavera, de Stravinski, el martes pasado, en el Royal Hall del Southbank Centre de Londres.

Esta noche, durante el concierto de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar recordé las palabras. Entre las cosas maravillosas que pasan con la música y, desde mi punto de vista, con todas las artes, está el momento mágico en el que se borran todas las distancias.

Estos jóvenes músicos y su director se han compenetrado tanto con esa sinfonía que pueden devolvernos a un Stravinski venezolano, que pasa a sernos completamente familiar a todos.

Como estas adolescentes salía mucha gente del teatro, con una felicidad inesperada.

15.4.09

Una lección de música. Orquesta Juvenil Simón Bolívar en Londres


Las buenas noticias son mejores cuando vienen de un lugar tan cercano y tan lejano como lo es el propio país para un emigrante. En mi caso la buena noticia es que la Orquesta Juvenil Simón Bolívar es la protagonista durante esta semana de la programación del Southbank Centre de Londres. El ensayo abierto de esta mañana con los jóvenes músicos venezolanos, dirigidos por Gustavo Dudamel, y la conferencia de la tarde sobre El Sistema han sido la mejor noticia que yo he recibido en esta temporada parcialmente nublada de mi vida.
Había leído que la Orquesta es reconocida actualmente como el fenómeno más interesante en el panorama internacional de la música clásica y había visto unos vídeos muy emocionantes de sus exitosas presentaciones en el mundo. Sin embargo, la experiencia directa ha sido lo más convincente.
El secreto de El Sistema es su filosofía. Una filosofía que consiste en integrar a los niños en la orquesta desde el inicio de su formación musical, en lugar de enseñarles a tocar un intrumento antes de formar parte del grupo, como ocurre en los sistemas de enseñanza musical tradicionales. Al mismo tiempo. a medida que el proceso avanza, los niños y jóvenes se involucran en la enseñanza de los grupos más recientes.
La intención de este proyecto, creado en 1975, es proporcionar a los niños y jóvenes pobres de la sociedad venezolana acceso a la educación musical. Para conseguir que este proyecto sea una realidad y sus resultados sean sorprendentes, ha sido necesario algo más que el respaldo económico del estado durante todos estos años: la constancia de una organización y la solidez de su filosofía. Una organización que traspasa la enseñanza músical clásica con ideales poco comúnes en estos tiempos: la lucha por el crecimiento y la dignidad a través del contacto con el arte, en este caso con la música; la solidaridad que se establece entre una comunidad, en este caso entre los músicos de una orquesta, como un intrumento necesario para transformar la propia realidad y poner una barrera indestructible contra la violencia; la pasión como única disciplina para obtener de la música algo sublime. Una organización que forma músicos para toda la vida.
Me parece que no es una casualidad que este acontecimiento haya surgido en Venezuela. Sólo nosotros sabemos cuánto necesitamos esa orquesta para sobrevivir al desconcierto y la inestabilidad.
Mientras espero la presentación del sábado, pienso en algunas ideas que se han quedado allí dando vueltas:
Que los niños sean pobres no quiere decir que tengan que recibir una cultura pobre. Al contrario, tienen que recibir lo mejor, tener los mejores profesores, los mejores instrumentos, las mejores instalaciones (J. A. Abreu).
El hombre debe luchar contra el exilio del alma, contra la muerte del alma y la música es una manera de conseguirlo. La educación tiene que ser integral, no queremos personas unidimensionales (J. A. Abreu).
No importa tanto que hagamos música, lo importante es que creemos en lo que hacemos (Trompeta).
Más información: http://www.sjvsb.com/

14.2.09

Happy ending




I'd like to buy one ticket for Breakfast at Tiffany's, please

El Chapulín Colorado está lejos resolviendo un asunto importate y yo quería celebrar por todo lo alto. En una medida inversamente opuesta a lo poco convencional que ha resultado mi vida, cada vez me gusta más celebrar formalmente los días especiales. El año nuevo, el día de mi cumpleaños... Por suerte, encontré en la cartelera del BFI exactamente la película apropiada y cerré un plan perfecto.

No llego a ser fan de Audrey Hepburn pero soy fan número uno del personaje que ella encarna, Holly Golightly. El paradigma de chica que empieza de cero y se inventa una vida completamente diferente. Deja atrás su pasado, encarnando el total desarraigo y enfrentándose a la soledad de los que viven en una gran ciudad. Su sentido del humor le ayuda a mitigar las penas. Frívola e interesada pero absolutamente leal y auténtica. Amante sobre todas las cosas de NY, los cócteles y las joyas.

Breakfast at Tiffany's se estrenó en 1961 con la clásica polémica incluida. La productora suavizó el tono original de la novela corta de Truman Capote. Aun así, pienso que la película no ha desvituado la verdadera naturaleza de uno de los personajes más interesantes del autor.

Ahora, para finalizar esta celebración con un happy ending, voy a escuchar Moon River.

13.2.09

Holly light

Blade Runner representaba, desde mi punto de vista, una idea del futuro inquietante y oscura pero con un poderoso atractivo. En los 80 ya nadie era tan ingenuo como para esperar maravillas del progreso pero habíamos dejado una pequeña luz encendida. Era esa pequeña luz, rodeada de oscuridad, lo que hacía tan interesante ver y volver a ver esa película. En la actualidad el panorama es completamente diferente. Tras hechos como el 11-S o la intervención de EEUU en Irak, hemos cruzado una frontera sin retorno y aquella luz que había quedado encendida se ha apagado por completo.


Hoy fui a visitar una exposición de artistas jóvenes de oriente medio y me llevé una gran sorpresa. Naturalmente, la mayoría de los trabajos son un inventario del horror: violencia, muerte, censura. Cuerpos mutilados, humillados, prostituidos. Ruinas, tumbas, edificios abandonados, calles solitarias entre muros de concreto. Almas en pena, fantasmas, espíritus. Sin embargo, a diferencia de las imágenes que vemos en la televisión, estos trabajos no nos dejan en silencio. Una pequeña luz se enciende detrás del dolor y el duelo de sus creadores, para dejar salir la memoria y la belleza, para reinventar la realidad y reinventarse.

Después de haber tocado fondo es posible que estemos en un buen momento para el arte, como ha pasado otras veces.

En la foto, una instalación de Kader Atia. Ghost, 2007. Uno de los 23 artistas que forman parte de la colectiva Unveiled: New Art From The Middle East. Más información: http://www.saatchi-gallery.co.uk/

12.2.09

Incertidumbre


Déjame que te cuente limeño
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, del río y la alameda
Déjame que te cuente limeño
Ahora que aun perfuma el recuerdo
Ahora que aun se mece el ensueño
Del viejo puente, del río y la alameda


Casi cuatro semanas después. La mudanza llega. Las cajas se conservan para la próxima mudanza. Las cosas se organizan. El nuevo tendedero no es tan difícil de abrir y cerrar como parece. La encargada del banco se apiada y abre una cuenta a mi nombre. El aparato de la calefacción se deja someter. El camino al parque es más corto cada día. Es verdad que el sol sale de vez en cuando. Te acostumbras a ver a la izquierda antes de cruzar. El panorama empieza a tener una cara común. Como una web cam o un escaner o un mp3. Todo funciona. Nos desconectamos y nos volvemos a conectar, de una computadora a otra, y siempre somos reconocidos, porque en realidad, en este caso, el sistema es el mismo.

La otra realidad es que hay un dispositivo que funciona de manera independiente, debido a la presencia de un microsistema interno. Necesita reconocer por sí mismo al sistema antes de integrarse en él. Su velocidad es un factor variable, que depende de las circunstancias. Es inteligente, pero no está diseñado para actuar por defecto de una manera racional ni tiene todas las respuestas.

En mi caso, por ejemplo, la situación actual es la siguiente. Recibo del sistema un mensaje relevante: Ha llegado la hora de empezar de cero. Al que me enfrento con esta respuesta: Empezar de cero es un concepto complejo. Ciertamente, a veces estoy a punto de ver la luz pero todavía no sé por dónde empezar.

8.2.09

El Alarcia. Missing Madrid II


Mientras mis amigos tomaban Polar en Caracas, yo tomaba cocacola o cuba libre, de acuerdo con la disposición anímica y presupuestaria. No me gustaba la cerveza para nada. Sin embargo, en Madrid las cosas cambiaron y descubrí el encanto que tiene tomarse una caña. Una cerveza muy fria en un vaso pequeñito. Ideal, no se calienta y la terminas rápido. Después de dar ese paso me di cuenta de que el tema del bar es fundamental. Para tomarse una cañita en condiciones hay que ir a un bar en condiciones.
Dicen que Madrid es una de las ciudades con más bares en el mundo, pero no todos los bares son iguales. Hay unos bares donde te sientes más cómodo que en otros, donde te tratan bien, donde las tapas son mejores, donde son majos los camareros. Vamos, que encontrar tu bar preferido es dar un paso adelante en el camino de encontrarse a uno mismo.
Además, el bar juega un papel muy importante en la vida cotidiana. Al menos así es en Madrid. Aunque no vayas todos los días y no te tomes más de un par de cañas cada vez, el bar tiene que estar situado en una posición estratégica. Mucho mejor si está entre el trabajo y la casa.
En mi paso largo por Lavapiés descubrí el Revuelta, del que tengo muy buenos recuerdos. En Goya, el Alarcia. Eusebio Alarcia es un "maestro tirador". Eso dicen los diplomas colgados de la pared y los clientes fieles que se reunen cada tarde en el bar. A nosotros nos saludó con cariño desde el primer día y allí nos quedamos para siempre. Si dejábamos de ir unas semanas, nos preguntaba si estaba todo bien. Cuando nos ponía 6 cañas, nos cobraba 4. Cada vez una tapa distinta: gambas, boquerones, mejillones y anchoas con aceitunas, en ese orden. Es muy fácil querer a una persona así e imposible olvidarla.

La ropa al sol. Missing Madrid I

No descubrí que me gustaba tender la ropa hasta que llegué a España. En Caracas, como la mayoría de la gente, tenía una secadora.
En Tenerife y luego en Madrid viví en casas con un patio como el de la foto y tender la ropa se convirtió en un placer insuperable, con respecto a otras tareas domésticas: el olor de la ropa recién lavada, el tacto de la ropa mojada, los ganchitos de madera, las banderas de colores que vas formando en la cuerda, el cuidado que pones para que la ropa no quede marcada en los lugares más visibles, la atención con que miras la ropa de tus vecinos completamente desconocidos y, por supuesto, la idea de que la ropa se seca al sol.
Debido a las circunstancias metereológicas y a las condiciones arquitectónicas, ahora tengo en casa un artilugio, más o menos práctico, llamado tendedero. Hay que hacer verdaderos milagros para distrubuir la ropa de una sola colada y tener fe para que se seque. Eso sí, tiene un poco de gracia porque es vertical, ya que uno horizontal, como los tendederos comúnes, ocuparía mucho más espacio y el espacio es un lujo.