16.5.08

Anita no piede el tren, a pesar de todo


Este es un diálogo de la película de Ventura Pons: Anita no pierde el tren, entre dos amigas, Anita (Rosa María Sardá) y Natalia (María Barranco).
Anita tiene 50 años. Cuando era niña quería ser actriz. En realidad, ha sido taquillera en una sala de cine, durante 34 años. Su jefe decide vender la sala y, de un día para otro, Anita se queda sin trabajo. Su perfil no encaja en la imagen de los nuevos tiempos. A falta de otras actividades, Anita asiste a diario a las obras y conoce al atractivo hombre-excavadora, mucho más joven que ella. Una noche le cuenta a su guapa vecina Natalia, que tiene unos 34-36 años, que está enamorada de él.


N: No hay tiempo que perder. ¿Cuál es nuestra meta? ¡Pescarlo! Me da igual si te casas, si te juntas...

A: Me das un poco de miedo

N: Miedo ni ostias. Son reglas infalibles basadas en una hipótesis absolutamente contrastada

A: Pero ¿qué hipótesis?

N: El hombre es un cazador por naturaleza y ¿qué es lo que más valora? La pieza más difícil de conseguir. Primera regla: Tú déjale tomar la iniciativa pero ponle muchas barreras, muchos obstáculos, muchas dificultades...

A: ¿Para qué?

N: Para comer pan con tomate... ¡Pa follar, coño! Anita, que pareces tonta. Segunda regla: ¿Por qué los hombres se echan para atrás cuando ven un compromiso?

A: Yo no lo sé

N: Porque las mujeres somos idiotas y nos abrimos enseguida. Y no, Anita, hay que dar mucha caña, caña, caña... En la primera cita, no más un beso. Y retrasar el momento del acto. Retrasa, retrasa, retrasa. Que se impaciente. Así en cuanto hagas el amor la pasión será el triple. Tercera regla: Cuando estés con el cigarrillo después de...

A: Es que yo no fumo

N: ¡Calla! Cuando estés con el cigarrillo después de no te pongas a hacer planes como una loca. Que si mañana, que si pasado, porque se asusta y sale corriendo.

A: Yo no entiendo

N: Es muy fácil, es el ABC

A: Pero Natalia, todo esto se contradice con lo que hemos ganado y aprendido las mujeres todos estos años

N: Y ¡para lo que nos ha servido! Eh, qué pasa, ¿es que a estas alturas eres una taquillera feminista?

A: ¡No! No soy feminista y por desgracia ni taquillera. No me lo puedo creer. ¿Es que las mujeres nos hemos quitado y quemado los sostenes para nada?

N: Pero ¿cuándo te has quitado tú los sostenes?

A: Yo no, pero lo he visto en una película

N: Ves demasiadas películas

A: Cuando por fin vivimos en una época en la que las mujeres podemos tomar la iniciativa, tú quieres que yo...

N: ¡Eres una taquillera feminista e intelectual!

Cuando vi por primera vez esta película, hace años en Caracas, alucinaba. Siempre me he acordado de Anita, por muchas razones. Porque nunca he escuchado los consejos de mis amigas-natalias, porque ella es una mujer valiente, porque está enamorada del cine, sin ser una cinéfila, y de paso porque yo cumpliré 50 años un día de estos, como todo el mundo.

15.5.08

Araya's Birthday. London (3/3)

A Araya le gustan mucho los libros. Tiene su propia biblioteca y, si te despistas un momento, ella misma va a buscarte uno para que se lo leas. Mientras está escuchando la historia está interesadísima, se rie, se sorprende... Su preferido es uno que tiene las letras de las canciones y un sistema para escucharlas. En el parque se lanza sin pestañar por los toboganes más altos. Cuando llega abajo te mira con picardía. Le gustan las uvas y la coliflor. Se acuerda de Tieta, desde la última vez que la vio en semana santa, y llama Tieta a todos los perros. Sus padres, mis grandes amigos, Rodolfo y Ximena, le regalaron un Arca de Noe, con todas las parejas de animales. Un juguete de diseño, hecho con madera.

El próximo año Araya va a empezar el colegio y sus padres están buscando uno que sea lo suficientemente bueno para que ella tenga todas las oportunidades abiertas cuando sea grande. Están preocupados porque la mayoría de los buenos colegios en Inglaterra son religiosos y ellos no lo son.

De pequeña, yo fui a varios colegios laicos y regulares. Mi educación religiosa estuvo a cargo de Ismenia (la señora que me crió junto a mi tía Ernestina). A partir del día que escuché la historia del Arca de Noe, estaba convencida de que el diluvio se iba a repetir y de que yo me iba a salvar. Eso sí, sin tener que competir con ninguna fiera ni aplastar a ningún insecto. Mi proyecto infantil consistía en desarrollar una estrategia infalible que me permitiera subir al arca. Y lo conseguí, me he salvado -varias veces.

Para evitarle tales dificultades a Araya, comprendo que sus padres busquen una manera de abrirle las puertas desde ahora.

Family. London (2/3)


En una pastelería cualquiera de Soho, en Londres, me encontré con una vitrina completa llena de figuritas de novios y novias. Por parejas, heterosexuales, gays y lesbianas. Personajes negros y rubios. Inclusive, piezas individuales para formar combinaciones.

Me alegré mucho de saber que los tradicionales "muñecos de torta", como se llaman en Venezuela, no han pasado de moda. Me alegré de que sigan allí, después de un restyling político y que ahora puedan dar una imagen que represente mejor lo que somos. Al fin y al cabo, las familias son como son.

14.5.08

Lost property. London (1/3)





El 10 de mayo cumplía 5 años en España y, ese mismo día, salí de casa al amanecer para ir a Londres. En Madrid el cielo estaba gris, llovía y hacía frío. Sorprendentemente, en Londres, el cielo estaba azul y hacía calor. Aunque se tratara de una de esas irónicas consecuencias del desastre climático, lo interpreté como una buena señal. Al llegar, me hice esta foto en un pequeño parque de Notting Hill.


Llegué con unas cuantas dudas y, no sé por qué, quería caminar por Charing Cross, por Chinatown, por Soho... Creo que la mejor manera que tengo para encontrar algo interesante es buscarlo en callecitas como esas.


Siempre tengo la sensación de que puedo orientarme mejor en el caos de las grandes ciudades, como si tuviera los mapas grabados en un cardio-gps particular. No me acuerdo de los nombres de las calles, pero voy como pez en el agua entre la inmensidad de la gente, las tiendas y el tráfico. Eso me ha pasado en NY y en Buenos Aires, y es probable que me pase también en el DF, en Sao Paulo o en Tokio, si alguna vez llego hasta allí. En cambio, en medio del campo me siento perdida (aunque la naturaleza no tenga la culpa de nada).

En oportunidades anteriores, no había ido a Londres con el próposito de buscar algo, como esta vez. A veces somos así de raros y creemos que todo está en orden. Sin embargo, el 10 de mayo necesitaba rumiar mis dudas por ahí. En silencio, sin guía y sin reloj.

Esta foto la hice en una tienda de Chinatown. Cuando vi esos guantes huérfanos inmediatamente recordé que la esperanza debe ser siempre lo último que se pierda.