19.12.09

Lifestyle, on the road

Los portavoces de mi educación infantil me confundieron sobre la buena vida y el dinero. Unos me decían que las dos cosas eran inseparables. Otros, que las dos cosas eran distintas. Desde entonces he pensado que todos tenían razón, a su manera, esperando encontrar mi manera.

Durante mi primer verano en Madrid, con las vacas más flacas que nunca, tuve un amigo gitano y flamenco, que ensayaba en Amor de Dios. Una tarde, con más de 40º, me puse a echarle un vistazo a una de esas revistas Lifestyle, que alguien había dejado olvidada en la tienda. Beach wear, top nosh spas, hoteles en el paraíso, el mejor brunch del mediterráneo... Al salir del estudio, viéndome la cara de tristeza, a mi amigo no le faltaron muchas explicaciones para soltarme, formalmente, que para vivir lo único que hacía falta era tener arte.

He intentado darle forma a esa historia durante los siete años que han pasado. Ahora pienso que es posible otro concepto de Lifestyle, menos ortodoxo y más democrático que el de las revistas. Una interpretación personal de charming life. En otras palabras, una manera feliz de vivir en circunstancias adversas y poder decir: yo, con mi arte tengo.

Una de las definiciones de la palabra virtuosismo se refiere a la habilidad o facilidad para superar dificultades y evitar consecuencias negativas. A mi esta definición me hace recordar aquella historia de mi amigo, El Bocadillo, sobre todo cuando preparo el almuerzo para comer en el autobús.



Por cierto, en Londres hay muchos virtuosos porque comer fuera es caro, las distancias son largas, la gente tiene muchas cosas que hacer y el tiempo se va volando. Entonces, para vivir en Londres, sin arruinarse, es imprescindible aprender a comer casi cualquier cosa en cualquier parte y a cualquier hora. La primera fila, en el primer piso de los autobuses, es un lugar privilegiado.



12.12.09

Facebook y las matemáticas

La manera más facil de entender la regla de los signos, de paso por la escuela, fue a través de unas máximas que estaban asociadas a las relaciones interpersonales.

Los amigos de mis amigos son mis amigos + x + = +
Los amigos de mis enemigos son mis enemigos + x - = -
Los enemigos de mis amigos son mis enemigos - x + = -
Los enemigos de mis enemigos son mis amigos - x - = +

Resultó asombroso que una lección de matemáticas funcionara tan bien en el patio de recreo. Aquella historia de los amigos y los enemigos me ayudaba a manejarme bien en el mundo social y me permitió hacerlo por muchos años. Así los amigos de mis amigos se convirtieron, en el mundo real, en mis amigos y en los amigos de mis amigos. Así conocí a mi primer amor y al último. Así hice después contactos de trabajo y logré resolver una gran cantidad de asuntos vitales. Digamos que así estoy como estoy.

Ahora, por pura curiosidad, revisando en Facebook la lista de mis amigos, de los amigos comúnes entre nosotros y de sus amigos, me acordé de la regla de los signos y de las máximas. Haciendo un repaso de mi vieja lección de matemáticas, creo que la regla ya no coincide plenamente con lo que aprendí sobre las relaciones. Digamos, sin entrar en detalles, que hay excepciones importantes:

Algunos amigos de mis amigos son mis enemigos y no mis amigos como se supone que deberían serlo
Algunos amigos de mis enemigos también son mis amigos, no mis enemigos
Algunos enemigos de mis amigos son mis amigos y no mis enemigos
Y, por último, algunos enemigos de mis enemigos, son mis enemigos y no mis amigos

Facebook no tiene la culpa de nada. Hace tiempo que dejamos la escuela y que somos contradictorios. Las listas de Facebook sólo dejan que nuestras excepciones sean más visibles.

10.12.09

Tieta, con impermeable


No importa si vas al supermercado de la esquina o mucho más lejos. No importa lo que dice el pronóstico de Weather.com o la BBC. No importa si antes de salir te asomaste por la ventana y viste el cielo despejado. Verano o invierno. Siempre puede llover en Londres.

El impermeable de Tieta es un regalo de la familia Melia+Bianco

8.12.09

Nuevos padres en batalla



Bob: The most terrifying day of your life is the day the first one is born
Charlotte: Nobody ever tells you that
Bob: Your life, as you know it... is gone, never to return
Lost in Translation

La otra noche, en larga conversación Quebec-Londres, con mi amigo Liscano, que ahora es padre de una niña llamada Valentina, salió el tema de los hijos, de las parejas con hijos y sus roles, de la dificultad de mantener viva una parte esencial de la identidad, dentro de ese entorno participativo y demandante que llaman "nueva paternidad".

Liscano, además de ser padre novato y entusiasta, tiene un trabajo absorbente pero necesario. Sería normal que se preguntara o le preguntara a un oráculo, cómo disponer de ese deseado momento al día o a la semana, energías incluidas, para dedicarse a sus viejas pasiones, como la música o el cine, sin pecar de descuido, culpa u omisión.

Por otra parte, las madres que conozco hacen oraciones especiales y ejercicios de agilidad mental y física si quieren tener un minuto de paz para cualquier cosa. En Madrid, mi amiga Linda ha empezado a escribir un blog sobre las aventuras y malabarismos que hacen posible un hecho admirable, que una madre pueda seguir siendo la misma persona que era, o casi la misma. Cosas de niños está vinculado a la web FronteraD, se va a actualizar los martes y no deja de tener algunas virtudes de Linda, buen humor, honestidad y razón.

Si bien es cierto que muchas cosas han cambiado con respecto a la implicación paterna y materna en la crianza, a los individuos nos cuesta un tiempo asimilar, adaptar, incorporar, intervenir o descartar las novedades que son bienvenidas socialmente, incluso las que vienen con la intención de mejorar las antiguas prácticas. Un padre en solitario que corre con una sonrisa tras un par de niños en el parque, es tan atractivo como una madre profesional y exitosa. Ambos han traspasado viejas barreras sociales, aunque hay mucha tela que cortar todavía en la estrategia moderna de cambiar, intecambiar o concentrar los roles.

Más allá del asunto de las responsabilidades, me encanta que mis amigos, felices de ser padres, me sigan hablando con pasión de sus intereses e intenten mantenerlos vivos.

En la foto, Joanna y Bárbara. Caracas. Agosto, 2009.
Joanna es madre de Bárbara, directora de arte, chofer de largas distancias y estudiante de Filosofía.

29.11.09

La noche antes del Fashion Show











Ayer era el Fashion Show que organiza Oxfam una vez al año en Londres. Un mercado de ropa de segunda mano, algunas piezas intervenidas; materiales de costura; bolsos y sombreros hechos a mano. Un taller Do It Yourself, con máquinas de coser, abalorios y retazos de tela para hacer arreglos. Y un desfile final, con mujeres de distintas tallas, edades y orígenes.

La noche antes me costó mucho dormir. Esta vez no se trataba de la preocupación por los detalles de última hora, ni por la difusión en los medios, ni por el éxito de la convocatoria, ni por los resultados. Las preocupaciones clásicas de mi mundo laboral, temporalmente suspendido. La tarea que me asignaron era sencilla, ayudar con el montaje del stand de la tienda de Chelsea y atender al público.

Al final del día, luchando con mi paragua invertido por segunda vez de camino al metro, tenía las cosas algo más claras. No pude dormir porque estaba emocionada. Recordé que también hubo momentos así de emocionantes en el trabajo que hice durante muchos años. Esos momentos en los que disfrutas de lo que haces para ganarte la vida.

Lo sé, me estoy acordando de Santa Bárbara porque truena.

27.11.09

Balance personal


Reputación, ego, poder, fe (la buena y la mala), intereses, deudas, haberes, salud, memoria, virtudes, vicios... Todo eso se queda fuera.
Maracaibo. Plaza Baralt. Agosto 2009

24.11.09

¿Se parece a Joel, verdad?


¿Se parece a Joel, verdad?, me dijo el Chapulín la otra noche en Oxford Street.
Tratamos de no hablar de ese tema, pero es inevitable. Él también extraña a sus amigos de Madrid.

13.11.09

Cazadores de almas en el olvido


El concepto de segunda mano, casi desconocido para mi antes de vivir en Londres. se resumía a unas pocas y viejas experiencias: el armario de mi tía Ernestina y el Mercado de los Corotos de Caracas. Ambos me sacaron del apuro, alguna vez, a la hora de encontrar un vestido diferente para una fiesta universitaria. Lo que significaba un vestido Diferente a los 20 años, en 1990 y en Caracas, es exactamente lo mismo que hoy llamamos, un fancy dress. Después de aquella etapa han pasado muchas otras en las que he pensando que el placer de estrenar ropa, ropa nueva, es algo insustituible, hasta que empecé a trabajar como voluntaria en una charity shop.

La tienda de Chelsea recibe a diario donaciones: ropa de mujer, hombre y niños, zapatos, juguetes, vajillas, manteles, cuadros, películas, discos, libros, joyas, etc. Principalmente, ropa. De todas las marcas. Desde Primark a Prada. También vintage. Los objetos se seleccionan, los zapatos se limpian y la ropa se alisa con vapor. Todo recibe un precio reducido. Aproximadamente, la tercera parte de su valor. Mi trabajo es poner en orden la tienda, vestir los maniquíes y cambiar la vitrina. Cuando puedo, me gusta poner precios a las cosas y estar en la caja. Hay un equipo de voluntarios, grande y grandioso, y una manager imparable.

Desde el 1 de junio, han pasado ya unas cuantas cosas por mis manos que me hubiese gustado comprar. Otras, que hubiese dejado de lado por imposibles, encuentran pronto un dueño. Y entre una cosa y otra, lo que más me gusta de este trabajo es estar con los clientes. Los que pasan revista en las estanterías y los percheros, a la misma hora cada día, con un fervor envidiable, buscando algo especial. Nos reconocemos, con una sonrisa. He ido viendo la alegría con la que encuentran vinilos, broches, acuarelas, teteras, pañuelos, libros... De vez en cuando suena la flauta, es un momento mágico. Una estrámbótica mantequillera antigua de porcelana británica amarilla, unos guantes de terciopelo azul con botones de perla, la primera edición de Great Expectations.

A la gente le gusta comprar en una tienda de segunda mano porque los precios son más bajos. Es una atractiva oportunidad la de comprar artículos costosos, con poco uso o en buenas condiciones, a un precio razonable. Es una actitud responsable con la propia economía o, a la antigua, una actitud ahorrativa. De todas maneras, la alta rotación que existe en una charity, a donde sólo llega una parte de los bienes de primera mano que se consumen, me hace pensar que sobre todo somos compradores. Ni compradores de primera ni de segunda mano, no haría divisiones.

Adicionalmente al factor ahorro, el sector de segunda mano tiene otros efectos secundarios: positivos, en este caso. Uno tiene que ver con el ambiente. Las donaciones se convierten en bienes con una segunda oportunidad antes de llegar al vertedero. El otro tiene que ver con la contribución que hacen los compradores a la organización que hay detrás, la cual trabaja en favor de los animales abandonados, la infancia explotada, el cáncer, las personas mayores o los pobres, por poner algunos ejemplos.

Visto así, ahorrar, contribuir en lo posible con el ambiente y ser solidario son factores suficientes para apoyar las bondades de una charity shop. Sin embargo, el factor sorpresa explica el por qué hay clientes que prefieren comprar una corbata retro de punto o una jarra de leche en forma de oveja. Ellos están buscando historias y fantasías ajenas, para revivirlas. Son cazadores de almas en el olvido.

6.11.09

Loving the Wheather

Volví sin palabras del viaje sorpresa a Venezuela, pero las voy recuperando.

Desde hace unos días, cuando salgo a las 5 de la tienda ya se hizo de noche. Hoy, mientras caminaba por King's Road hacia el metro, me quedé mirando una imagen no sé por cuánto tiempo, bajo la lluvia, frente al cristal de una galería.
Los que vamos por la ciudad con perros somos una especie de pastores, sin rebaño. A veces marcamos la ruta y el perro nos acompaña, pero a veces no es así. A veces los perros eligen por dónde ir y los seguimos. A mi me pasa con Tieta.
No muchas veces he experimentado esa sensación como en estos días de lluvia. La de estar contenta sin tener ningún motivo, de la nada. Dejándome llevar, simplemente, he logrado sentirme cada vez más a gusto en Londres.
Tom Homewood, Loving the Weather. Northcode Gallery, King's Road.

11.9.09

Ismenia

Pasé cinco días con Ismenia en Maracaibo, tres de ellos en el hospital. Sin embargo, tuvimos tiempo de cruzar el puente del lago, caminar por la chinita, conocer la iglesia de Santa Bárbara y hacer esta foto, soportando el calor del mediodía. Para mi regreso ella estaba mejor y nos despedimos con una sonrisa mecánica en la puerta de su casa, disimulando la tristeza. Me fui pensando en que no tengo nada que hacer en ninguna parte del mundo si no es a su lado, pero me fui. Cuando venía en el avión a Londres, ella entró de nuevo en el hospital y hoy ya lleva diez días allí. La crisis de asma se ha ido complicando día tras día. Una infección, una mala reacción al antibiótico, unas convulsiones, una fractura en el brazo. Estoy rezando por ella, porque ella me enseñó a rezar, sólo que ahora desde Londres todo está más lejos que nunca.

24.7.09

La máquina del tiempo



A propósito de la muerte de Michael Jackson y sin venir mucho a cuento, mi amigo R. y yo estuvimos hablando de unos cuantos acontecimientos del pasado que conviene olvidar o al menos mantener atrás. Para él ha funcionado llenar esos vacíos con gratas experiencias nuevas y yo trataré de ahora en adelante de recordar su fórmula.

Afortunadamente no todos los viajes en la máquina del tiempo nos llevan a experiencias difíciles. Hay momentos maravillosos en el pasado que no tienen por qué olvidarse. Me refiero a los momentos que vivimos con algunas personas que llenaron, sin condiciones ni obligaciones, un espacio que encontraron vacío.

Hace muy poco volví a encontrarme en Londres con una de las mejores madres posibles, Mariliana. Una de las tres madres que me tocaron en el reparto de las madres postizas, junto a Ismenia y Ernestina.

Venía en un viaje a Europa con su nieta Valentina, tal vez para enseñarle lo mismo que a mí me enseñó en Caracas hace ya mucho tiempo. ¿De dónde si no de ella saqué yo la idea de libertad y de belleza?

Espero darle un abrazo antes de que pase otra vez tanto tiempo.

23.7.09

Mi hermana, Whitechapel y la felicidad

A continuación el relato de uno de esos pocos momentos de la vida que justifican todo lo demás. Después de una visita tan inesperada como deseada, dos copas de vino, dos jagerbombs, dos Smirnoff y una noche de baile, las cosas dejan de ser tan difíciles como parecen.


Mi hermana apareció en Londres por unos días. Venía de Houston y de aquí se iba a Perth, Australia. Digamos que, afortunadamente, me encontraba en el momento y en el lugar indicados para coincidir con ella, en una de sus vueltas al mundo por temas de trabajo.

Las 48 horas que estuvimos juntas en Madrid por última vez se habían quedado cuatro años atrás. Así que con muchas ganas nos fuimos el mismo lunes, 6 de julio, a celebrar el reencuentro.

Después de los dumplings y el vino de la cena me dijo que uno de los diez bares que ella tenía que conocer estaba en esta ciudad. Nos íbamos a tardar unos 30 minutos caminando hasta Whitechapel pero a ella le pareció demasiado tiempo.

En 5 minutos nos bajamos de un taxi en la puerta del pub The Blind Beggar. Adentro la movida era tremeda. Los lunes por la noche son de la banda The Burns Brothers, que en ese momento interpretaba You Never Can Tell (C'est la vie), el tema de Chuck Berry que John Travolta y Uma Thurman bailan en Pulp Fiction. Unas diez personas hacían lo suyo en la pista, con un entusiasmo que yo había dejado de ver hace mucho. Cada uno con sus años, cada uno con su estilo. Una entrada triunfal es un buen presagio.

No tuve tiempo de preguntar qué era un jagerbomb cuando ya iba por el segundo. Para entonces manteníamos una conversación casi seria con el vecino sobre temas como la lista de los diez bares de mi hemana, la historia oscura de Whitechapel y The Blind Beggar y la política en Venezuela. De allí en adelante, cada vez que una canción "nos podía", como le dicen en Madrid a la sensación de que algo es más fuerte que tú, dejábamos la barra y a nuestro interlocutor para ¡bailar!
Ahora mi hermana ha completado la vuelta al mundo, ha pasado dos semanas en Australia y está de regreso en Houston. Lo bueno de estar aquí todavía es que algún lunes podré volver a The Blind Beggar a bailar con la banda de los hermanos Burns. La felicidad es pasajera, eso ya lo sabía.

El segundo jaggerbomb:


Una pareja de baile y de fondo la música de The Burns Brothers:

5.7.09

Should I stay or should I go?

Empezar una nueva vida es difícil, un poco más que un videojuego. Un proceso largo, lento y complicado, en el que las experiencias previas no aportan mucho. No quiero entrar en otros detalles más dolorosos y me referiré sólo al idioma, por tratarse de un factor determinante en mi epopeya de recién llegada.

Para empezar, diré que un nivel intermedio de inglés es algo relativo, indefinido, inconsistente, etéreo. Sabes cosas básicas pero no sabes básicamente nada. Sin embargo, por pecar de optimista, pensaba hasta hace poco que con mi inglés sucedería igual que con otros conocimientos, que progresaría, porque se supone que uno no va desaprendiendo por la vida. Sin embargo, estoy a punto de abandonar esa idea y toda esperanza, después de seis meses. Con mi inglés sucede algo muy extraño. En lugar de ir hacia adelante, va marcha atrás.

Y una triste y solitaria tarde de domingo, en un país lejano, me pregunto: Should I stay or should I go? Escucho The Clash, como un grito desesperado, y suspiro.

http://www.youtube.com/watch?v=V1Gn0e7kvTA

16.6.09

Secretos de belleza. Missing Madrid III



Las chicas venezolanas tienen la capacidad de desarrollarse plenamente en el camino de la belleza. Parece que nacen aprendidas en la materia porque dominan el arte y las prácticas de la imagen personal con una destreza profesional. Para ser bellas, se someten con virtuosismo a todos los ritos necesarios e innecesarios, artificiales y naturales, técnicos y manuales, físicos y espirituales, interiores y exteriores. Aunque aparentemente la única finalidad de esta historia sea la seducción, la belleza tiene una importancia tan especial que no es sólo un medio. Se trata de una entrega genuina, sin concesiones ni omisiones, a lo largo de la vida, a un ejercicio independiente de elevación personal. Digan lo que digan, es un fin en sí mismo.

Una noche muy triste y ya muy tarde, a punto de presentar su tesis sobre Pascal en la UCV, Maytté me dijo que la solución contra el insomnio y los malos espíritus era echarme crema en las piernas. Aunque no le creyera era imposible no reconocer su autoridad, así que entré en acción en ese mismo momento. Sabia Maytté. Tenía razón, no sólo pude dormir sino que con el tiempo he llegado a controlar a los espíritus.

Mi caso es una excepción. Lo descubrí a los 15 años cuando se me hizo imposible caminar derecha con tacones delante de Nataly y otras amigas de secundaria. Todavía no sé pintarme el pelo y ellas se alargaban las pestañas con una pinza a los 13. Por supuesto, esto me convierte en una chica dependiente en el universo de la estética general y específicamente en el submundo peluquerías, etcétera. Probablemente haya un par de mis amigas con la misma incompetencia pero claramente no es la tendencia nacional.

Me costó muchos años encontrar en Madrid un lugar donde pudiera acostarme en una camilla, cerrar los ojos, entregarme confiada a una sesión de depilación de cejas y, en lugar de salir como el hombre elefante, salir contenta. Estética Molero está en la calle Amor de Dios. La dueña, Paloma, y unas chicas estupendas atienden a las mil maravillas. Cada vez que abro la puerta me dicen: ¿Qué tal, Emilú. Unas cejas? La última vez tampoco logré decirles que me había ido.
Afortunadamente la belleza tiene muchos caminos, como almas. Me pregunto si el futuro me deparará algo parecido en Londres.

14.6.09

Loneliness

"I have no pride -no pride, no name, no face, no country. I don't belong anywhere. Too sad, too sad... It doesn't matter, there I am, like one of those straws which floats round the edge of a whirlpool and is gradually sucked into the centre, the dead centre, where everything is stagnant, everything is calm". Jean Rhys, Good Morning, Midnight

Londres, Charing Cross Road, domingo, 10 de la mañana

22.5.09

Zorros en Londres

¿Qué es lo peor que nos puede pasar por la noche a Tieta y a mi? ¿Que nos persiga un zorro, verdad? Pues, eso exactamente fue lo que nos pasó anoche.

Los zorros de Londres son una leyenda urbana... A los zorros de Londres sólo los han visto aquellos que vuelven tarde a casa y en muy raras ocasiones ... ¡Ojala! En 2006 ya había en el centro de la ciudad más de 10.000 zorros, unos 16 por cada 2.5 km2, sólo que yo no lo sabía antes de llegar aquí.

Los zorros comenzaron a venir a Londres después de la II Guerra Mundial. Eran animales salvajes que cansados de la rutina que suponía una alimentación 100% natural, como conejos y gallinas, encontraron una fuente poderosa de nutrición y placer en la basura. Sus viajes desde el countryside a la ciudad dejaron con el tiempo de tener retorno. Lo que antes transcurría en la penumbra ahora ocurre a plena luz del día. Se pasean entre los coches, escarban en los jardínes y toman el sol, cuando sale. Es más, los complejos se han acabado y ya no huyen de la gente. Los zorros de ahora han nacido en la ciudad y, por lo tanto, son zorros urbanos. Alguna sociedad protectora dice que les sería imposible sobrevivir en la naturaleza y que, aunque viven muchos menos años (2 de 13 aprox.), su vida es mejor en la ciudad.

El zorro de la foto fue un residente habitual en el jardín que veo desde la ventana de mi habitación durante el mes pasado. Pero no es el único de la familia que ocupa el territorio. Hay otro al que se le ha caído el pelo completamente y que anoche nos persiguió a Tieta y a mi. Corrimos mucho y muy de prisa, mientras escuchaba detrás sus quejidos. Pasó un rato largo antes de que consiguiéramos aplacar al corazón detrás de la puerta.

Esta noche no he podido salir con Tieta porque todavía siento miedo y, aunque parezca mentira, pena.

15.5.09

Herencia







No conocí a mi abuela materna pero durante 23 años estuve al lado de Ernestina, mi tía-abuela. Cuando nací me hizo la niña de sus ojos para siempre.


Sé que fue muy joven de Maracaibo a Caracas, junto a mi abuela, Ismenia y mi mamá. Que fue secretaria de Alcoa Steamship Co. y que vivió en Nueva Orleans y en San Francisco. Que también viajó a Nueva York. De esa época yo guardo su baúl negro repleto de cosas insólitas. De regreso en Caracas, siguió trabajando como secretaria y siendo el sostén del hogar. A veces me contaba historias sobre sus amigas norteamericanas o sobre sus padres, mis bisabuelos. Le gustaba la zarzuela y el boxeo. Pasaba 2 horas arreglándose por la mañana para salir a trabajar en su flamante Dodge Dart blanco, con eterno olor a nuevo. Su peinadora era un universo. Tenía una cita todos los sábados en la peluquería. Me he mudado siempre con sus álbumes de fotos y los he visto cientos de veces. No se casó ni tuvo hijos pero en un par de fotos aparece de la mano con un hombre moreno y flaco y en otras con un hombre alto, con gafas, a su lado.

Me enseñó lo que tenía que saber sobre cremas, perfumes, maquillaje, vestidos, medias y zapatos. Sobre el valor que tenía el trabajo, la independencia, ganar dinero y administrar una vida. Me explicó que la comida que servía era la que estaba preparada ya. Me llevó a conocer el Metro de Caracas y el Teatro Teresa Carreño recién estrenados. Me regaló un Volkswagen verde del año 70, mi año de nacimiento, y un pasaje para que conociera Nueva York cuando tenía 21 años. Podría hacer una lista interminable.


Cuando se retiró del trabajo, llegó al apartamento donde vivíamos las dos con su máquina de escribir último modelo, que  era casi una computadora. Sólo tenía 69 años. Su idea era seguir trabajando desde casa pero de inmediato supo que tenía un tumor en el cerebro, de esos malignos, que no se pueden operar ni con el mejor médico del mundo. No pasa un día sin que la recuerde y busque en esos recuerdos la fuerza que ella tenía para vivir día a día.
Se cumplen 15 años de su despedida rápida y silenciosa.

13.5.09

Revelaciones


"A real gimlet is half gin and half Rose's Lime Juice and nothing else". Raymond Chandler, The Long Goodbay
Me pregunto si las revelaciones se pueden explicar de alguna manera, cómo se reconocen y cómo es el momento. Creo que yo nunca he tenido una revelación.
En las primeras líneas de una novela de Nick Hornby que seguiré leyendo, la protagonista está en un parking, dentro del coche, cuando llama a su marido, que está en casa cuidando a los niños. Sólo quiere recordarle que debe escribir una nota para el colegio y, sin habérselo propuesto, le suelta que ya no quiere estar casada con él.
Ayer pasaron el último episodio de la segunda temporada de Mad Men en BBC4. Betty Drapper tiene que decidir qué hacer con su vida, pero todavía está confundida. Deja a sus niños en el hotel donde está viviendo su marido y, sin ningún plan, entra en un bar. Allí pide un gimlet y sabemos que de un momento a otro va a pasar algo, algo muy significativo por pequeño y contradictorio que sea, y una serie de eventos se van a desarrollar.
A ese tipo de cosas me refiero con revelaciones.

18.4.09

Stravinski es venezolano

Stravinski es venezolano... esas fueron las palabras con las que Gustavo Dudamel quiso hacer un guiño al público durante el ensayo abierto de El rito de la primavera, de Stravinski, el martes pasado, en el Royal Hall del Southbank Centre de Londres.

Esta noche, durante el concierto de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar recordé las palabras. Entre las cosas maravillosas que pasan con la música y, desde mi punto de vista, con todas las artes, está el momento mágico en el que se borran todas las distancias.

Estos jóvenes músicos y su director se han compenetrado tanto con esa sinfonía que pueden devolvernos a un Stravinski venezolano, que pasa a sernos completamente familiar a todos.

Como estas adolescentes salía mucha gente del teatro, con una felicidad inesperada.

15.4.09

Una lección de música. Orquesta Juvenil Simón Bolívar en Londres


Las buenas noticias son mejores cuando vienen de un lugar tan cercano y tan lejano como lo es el propio país para un emigrante. En mi caso la buena noticia es que la Orquesta Juvenil Simón Bolívar es la protagonista durante esta semana de la programación del Southbank Centre de Londres. El ensayo abierto de esta mañana con los jóvenes músicos venezolanos, dirigidos por Gustavo Dudamel, y la conferencia de la tarde sobre El Sistema han sido la mejor noticia que yo he recibido en esta temporada parcialmente nublada de mi vida.
Había leído que la Orquesta es reconocida actualmente como el fenómeno más interesante en el panorama internacional de la música clásica y había visto unos vídeos muy emocionantes de sus exitosas presentaciones en el mundo. Sin embargo, la experiencia directa ha sido lo más convincente.
El secreto de El Sistema es su filosofía. Una filosofía que consiste en integrar a los niños en la orquesta desde el inicio de su formación musical, en lugar de enseñarles a tocar un intrumento antes de formar parte del grupo, como ocurre en los sistemas de enseñanza musical tradicionales. Al mismo tiempo. a medida que el proceso avanza, los niños y jóvenes se involucran en la enseñanza de los grupos más recientes.
La intención de este proyecto, creado en 1975, es proporcionar a los niños y jóvenes pobres de la sociedad venezolana acceso a la educación musical. Para conseguir que este proyecto sea una realidad y sus resultados sean sorprendentes, ha sido necesario algo más que el respaldo económico del estado durante todos estos años: la constancia de una organización y la solidez de su filosofía. Una organización que traspasa la enseñanza músical clásica con ideales poco comúnes en estos tiempos: la lucha por el crecimiento y la dignidad a través del contacto con el arte, en este caso con la música; la solidaridad que se establece entre una comunidad, en este caso entre los músicos de una orquesta, como un intrumento necesario para transformar la propia realidad y poner una barrera indestructible contra la violencia; la pasión como única disciplina para obtener de la música algo sublime. Una organización que forma músicos para toda la vida.
Me parece que no es una casualidad que este acontecimiento haya surgido en Venezuela. Sólo nosotros sabemos cuánto necesitamos esa orquesta para sobrevivir al desconcierto y la inestabilidad.
Mientras espero la presentación del sábado, pienso en algunas ideas que se han quedado allí dando vueltas:
Que los niños sean pobres no quiere decir que tengan que recibir una cultura pobre. Al contrario, tienen que recibir lo mejor, tener los mejores profesores, los mejores instrumentos, las mejores instalaciones (J. A. Abreu).
El hombre debe luchar contra el exilio del alma, contra la muerte del alma y la música es una manera de conseguirlo. La educación tiene que ser integral, no queremos personas unidimensionales (J. A. Abreu).
No importa tanto que hagamos música, lo importante es que creemos en lo que hacemos (Trompeta).
Más información: http://www.sjvsb.com/

14.2.09

Happy ending




I'd like to buy one ticket for Breakfast at Tiffany's, please

El Chapulín Colorado está lejos resolviendo un asunto importate y yo quería celebrar por todo lo alto. En una medida inversamente opuesta a lo poco convencional que ha resultado mi vida, cada vez me gusta más celebrar formalmente los días especiales. El año nuevo, el día de mi cumpleaños... Por suerte, encontré en la cartelera del BFI exactamente la película apropiada y cerré un plan perfecto.

No llego a ser fan de Audrey Hepburn pero soy fan número uno del personaje que ella encarna, Holly Golightly. El paradigma de chica que empieza de cero y se inventa una vida completamente diferente. Deja atrás su pasado, encarnando el total desarraigo y enfrentándose a la soledad de los que viven en una gran ciudad. Su sentido del humor le ayuda a mitigar las penas. Frívola e interesada pero absolutamente leal y auténtica. Amante sobre todas las cosas de NY, los cócteles y las joyas.

Breakfast at Tiffany's se estrenó en 1961 con la clásica polémica incluida. La productora suavizó el tono original de la novela corta de Truman Capote. Aun así, pienso que la película no ha desvituado la verdadera naturaleza de uno de los personajes más interesantes del autor.

Ahora, para finalizar esta celebración con un happy ending, voy a escuchar Moon River.

13.2.09

Holly light

Blade Runner representaba, desde mi punto de vista, una idea del futuro inquietante y oscura pero con un poderoso atractivo. En los 80 ya nadie era tan ingenuo como para esperar maravillas del progreso pero habíamos dejado una pequeña luz encendida. Era esa pequeña luz, rodeada de oscuridad, lo que hacía tan interesante ver y volver a ver esa película. En la actualidad el panorama es completamente diferente. Tras hechos como el 11-S o la intervención de EEUU en Irak, hemos cruzado una frontera sin retorno y aquella luz que había quedado encendida se ha apagado por completo.


Hoy fui a visitar una exposición de artistas jóvenes de oriente medio y me llevé una gran sorpresa. Naturalmente, la mayoría de los trabajos son un inventario del horror: violencia, muerte, censura. Cuerpos mutilados, humillados, prostituidos. Ruinas, tumbas, edificios abandonados, calles solitarias entre muros de concreto. Almas en pena, fantasmas, espíritus. Sin embargo, a diferencia de las imágenes que vemos en la televisión, estos trabajos no nos dejan en silencio. Una pequeña luz se enciende detrás del dolor y el duelo de sus creadores, para dejar salir la memoria y la belleza, para reinventar la realidad y reinventarse.

Después de haber tocado fondo es posible que estemos en un buen momento para el arte, como ha pasado otras veces.

En la foto, una instalación de Kader Atia. Ghost, 2007. Uno de los 23 artistas que forman parte de la colectiva Unveiled: New Art From The Middle East. Más información: http://www.saatchi-gallery.co.uk/

12.2.09

Incertidumbre


Déjame que te cuente limeño
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, del río y la alameda
Déjame que te cuente limeño
Ahora que aun perfuma el recuerdo
Ahora que aun se mece el ensueño
Del viejo puente, del río y la alameda


Casi cuatro semanas después. La mudanza llega. Las cajas se conservan para la próxima mudanza. Las cosas se organizan. El nuevo tendedero no es tan difícil de abrir y cerrar como parece. La encargada del banco se apiada y abre una cuenta a mi nombre. El aparato de la calefacción se deja someter. El camino al parque es más corto cada día. Es verdad que el sol sale de vez en cuando. Te acostumbras a ver a la izquierda antes de cruzar. El panorama empieza a tener una cara común. Como una web cam o un escaner o un mp3. Todo funciona. Nos desconectamos y nos volvemos a conectar, de una computadora a otra, y siempre somos reconocidos, porque en realidad, en este caso, el sistema es el mismo.

La otra realidad es que hay un dispositivo que funciona de manera independiente, debido a la presencia de un microsistema interno. Necesita reconocer por sí mismo al sistema antes de integrarse en él. Su velocidad es un factor variable, que depende de las circunstancias. Es inteligente, pero no está diseñado para actuar por defecto de una manera racional ni tiene todas las respuestas.

En mi caso, por ejemplo, la situación actual es la siguiente. Recibo del sistema un mensaje relevante: Ha llegado la hora de empezar de cero. Al que me enfrento con esta respuesta: Empezar de cero es un concepto complejo. Ciertamente, a veces estoy a punto de ver la luz pero todavía no sé por dónde empezar.

8.2.09

El Alarcia. Missing Madrid II


Mientras mis amigos tomaban Polar en Caracas, yo tomaba cocacola o cuba libre, de acuerdo con la disposición anímica y presupuestaria. No me gustaba la cerveza para nada. Sin embargo, en Madrid las cosas cambiaron y descubrí el encanto que tiene tomarse una caña. Una cerveza muy fria en un vaso pequeñito. Ideal, no se calienta y la terminas rápido. Después de dar ese paso me di cuenta de que el tema del bar es fundamental. Para tomarse una cañita en condiciones hay que ir a un bar en condiciones.
Dicen que Madrid es una de las ciudades con más bares en el mundo, pero no todos los bares son iguales. Hay unos bares donde te sientes más cómodo que en otros, donde te tratan bien, donde las tapas son mejores, donde son majos los camareros. Vamos, que encontrar tu bar preferido es dar un paso adelante en el camino de encontrarse a uno mismo.
Además, el bar juega un papel muy importante en la vida cotidiana. Al menos así es en Madrid. Aunque no vayas todos los días y no te tomes más de un par de cañas cada vez, el bar tiene que estar situado en una posición estratégica. Mucho mejor si está entre el trabajo y la casa.
En mi paso largo por Lavapiés descubrí el Revuelta, del que tengo muy buenos recuerdos. En Goya, el Alarcia. Eusebio Alarcia es un "maestro tirador". Eso dicen los diplomas colgados de la pared y los clientes fieles que se reunen cada tarde en el bar. A nosotros nos saludó con cariño desde el primer día y allí nos quedamos para siempre. Si dejábamos de ir unas semanas, nos preguntaba si estaba todo bien. Cuando nos ponía 6 cañas, nos cobraba 4. Cada vez una tapa distinta: gambas, boquerones, mejillones y anchoas con aceitunas, en ese orden. Es muy fácil querer a una persona así e imposible olvidarla.

La ropa al sol. Missing Madrid I

No descubrí que me gustaba tender la ropa hasta que llegué a España. En Caracas, como la mayoría de la gente, tenía una secadora.
En Tenerife y luego en Madrid viví en casas con un patio como el de la foto y tender la ropa se convirtió en un placer insuperable, con respecto a otras tareas domésticas: el olor de la ropa recién lavada, el tacto de la ropa mojada, los ganchitos de madera, las banderas de colores que vas formando en la cuerda, el cuidado que pones para que la ropa no quede marcada en los lugares más visibles, la atención con que miras la ropa de tus vecinos completamente desconocidos y, por supuesto, la idea de que la ropa se seca al sol.
Debido a las circunstancias metereológicas y a las condiciones arquitectónicas, ahora tengo en casa un artilugio, más o menos práctico, llamado tendedero. Hay que hacer verdaderos milagros para distrubuir la ropa de una sola colada y tener fe para que se seque. Eso sí, tiene un poco de gracia porque es vertical, ya que uno horizontal, como los tendederos comúnes, ocuparía mucho más espacio y el espacio es un lujo.

4.1.09

Entre nosotras


Te llevaste del mercado una pularda el día de nochebuena con el Chapulín Colarado y fue divertido rellenarla de frutas y jerez, como te recomendó el carnicero. No sabías con exactitud qué tipo de animal metías en casa pero eso lo solucionó el diccionario. Una pularda es una gallina joven que no ha puesto huevos todavía y que ha sido cebada especialmente para su consumo.

Hoy has leído el comentario que Emilio ha dejado en Facebook sobre la foto que hiciste de la gallina al salir del horno. A veces él se siente como una pularda, justo como te pasa a tí.

Sentirse como una pularda es algo muy especial. A lo largo de la vida podemos ser pulardas en situaciones excepcionales. Creo que sería poco saludable ser gallos o gallinas todo el tiempo. Los gallos y las gallinas no tienen otro remedio que cumplir con las expectativas día tras día. Ahora bien, como pulardas tenemos una ventaja. Podemos elegir y esa elección tiene que ver con el objetivo de la vida misma, es decir, con ser felices. Por eso las pulardas tienen una vida corta y sencilla, porque la felicidad no puede ser de otra manera.

No hay una fórmula mágica pero de vez en cuando hacer excepciones, perdernos y dejarnos sorprender, es la única manera que tenemos para poder verle la cara a la felicidad. De lo contrario, vamos en fila india hacia ninguna parte. ¿Hay algo más peligroso que andar por la vida con la sensación de estar siempre de vuelta?

Incluso ahora en medio de la tempestad económica internacional y las oscuras expectativas sobre el empleo, vas a cerrar los ojos y a elegir de nuevo. Has perdido hace mucho la inocencia como la pierden los gallos y las gallinas pero, aquí entre nosotras, no has perdido las ganas de vivir. Dentro de unos días vas cruzar la frontera de España y de Francia con Tieta. En Inglaterra, junto al CH, le darán forma a la vida que viene.