Stravinski es venezolano... esas fueron las palabras con las que Gustavo Dudamel quiso hacer un guiño al público durante el ensayo abierto de El rito de la primavera, de Stravinski, el martes pasado, en el Royal Hall del Southbank Centre de Londres.
Esta noche, durante el concierto de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar recordé las palabras. Entre las cosas maravillosas que pasan con la música y, desde mi punto de vista, con todas las artes, está el momento mágico en el que se borran todas las distancias.
Estos jóvenes músicos y su director se han compenetrado tanto con esa sinfonía que pueden devolvernos a un Stravinski venezolano, que pasa a sernos completamente familiar a todos.
Como estas adolescentes salía mucha gente del teatro, con una felicidad inesperada.
18.4.09
15.4.09
Una lección de música. Orquesta Juvenil Simón Bolívar en Londres
Las buenas noticias son mejores cuando vienen de un lugar tan cercano y tan lejano como lo es el propio país para un emigrante. En mi caso la buena noticia es que la Orquesta Juvenil Simón Bolívar es la protagonista durante esta semana de la programación del Southbank Centre de Londres. El ensayo abierto de esta mañana con los jóvenes músicos venezolanos, dirigidos por Gustavo Dudamel, y la conferencia de la tarde sobre El Sistema han sido la mejor noticia que yo he recibido en esta temporada parcialmente nublada de mi vida.
Había leído que la Orquesta es reconocida actualmente como el fenómeno más interesante en el panorama internacional de la música clásica y había visto unos vídeos muy emocionantes de sus exitosas presentaciones en el mundo. Sin embargo, la experiencia directa ha sido lo más convincente.
El secreto de El Sistema es su filosofía. Una filosofía que consiste en integrar a los niños en la orquesta desde el inicio de su formación musical, en lugar de enseñarles a tocar un intrumento antes de formar parte del grupo, como ocurre en los sistemas de enseñanza musical tradicionales. Al mismo tiempo. a medida que el proceso avanza, los niños y jóvenes se involucran en la enseñanza de los grupos más recientes.
La intención de este proyecto, creado en 1975, es proporcionar a los niños y jóvenes pobres de la sociedad venezolana acceso a la educación musical. Para conseguir que este proyecto sea una realidad y sus resultados sean sorprendentes, ha sido necesario algo más que el respaldo económico del estado durante todos estos años: la constancia de una organización y la solidez de su filosofía. Una organización que traspasa la enseñanza músical clásica con ideales poco comúnes en estos tiempos: la lucha por el crecimiento y la dignidad a través del contacto con el arte, en este caso con la música; la solidaridad que se establece entre una comunidad, en este caso entre los músicos de una orquesta, como un intrumento necesario para transformar la propia realidad y poner una barrera indestructible contra la violencia; la pasión como única disciplina para obtener de la música algo sublime. Una organización que forma músicos para toda la vida.
Me parece que no es una casualidad que este acontecimiento haya surgido en Venezuela. Sólo nosotros sabemos cuánto necesitamos esa orquesta para sobrevivir al desconcierto y la inestabilidad.
Mientras espero la presentación del sábado, pienso en algunas ideas que se han quedado allí dando vueltas:
Que los niños sean pobres no quiere decir que tengan que recibir una cultura pobre. Al contrario, tienen que recibir lo mejor, tener los mejores profesores, los mejores instrumentos, las mejores instalaciones (J. A. Abreu).
El hombre debe luchar contra el exilio del alma, contra la muerte del alma y la música es una manera de conseguirlo. La educación tiene que ser integral, no queremos personas unidimensionales (J. A. Abreu).
No importa tanto que hagamos música, lo importante es que creemos en lo que hacemos (Trompeta).
Más información: http://www.sjvsb.com/
Suscribirse a:
Entradas (Atom)