Chávez ha encarnado para muchos venezolanos la posibilidad de recuperar la dignidad o de conocerla. Algo que no mucha gente entiende, ya que esa dignidad no implica necesariamente mejorar o salir de la pobreza.
Hace bastante tiempo cené con la madre de mi amigo Arturo, que había venido de visita a Madrid, y me hizo varias preguntas: ¿Has encontrado a un hombre maravilloso? ¿Eres la jefa de prensa de Planeta? ¿Estás ganando mucho dinero? ¿Vives en un loft de diseño? ¿Tienes un coche nuevo? Desafortunadamente, tuve que decirle a todo que no. Era dependienta en una tienda de flamenco seis días a la semana, con un sueldo mínimo, alquilaba un cuarto en Carabanchel, mis prácticas en una editorial independiente no me aseguraban un empleo, no había novio ni pretendientes en el panorama, mis tres amigos no tenían contactos y me era imposible ver con claridad mi futuro más allá de un par de semanas. Tina, la madre de mi amigo, no lograba explicarse entonces mi felicidad. Me quedé pensando un minuto sobre mis últimos dos años en Caracas (sin pensar en la política) hasta que le dije: “creo que a mí me pasa exactamente como a los chavistas, he recuperado la dignidad”.
Ahora bien, no estoy de acuerdo con las motivaciones que llevan a Chávez a luchar por ganarse (y ganar a favor de los venezolanos) esa dignidad. Una lucha que viene desde el resentimiento y la venganza necesariamente cae en un juego perverso. Precisamente lo que ha logrado Chávez es remarcar el malestar. Por eso, cuando escucho o leo a un español progresista, a un intelectual socialista, que defiende el chavismo, no lo puedo entender. Apoyar la revolución bolivariana desde Europa puede parecer muy cool pero a mí me parece más bien una tendencia romántica, por no decir irresponsable.
Cuando la defensa de Chávez viene de personas cercanas, que han nacido en Venezuela o en otro país americano, siempre me pregunto, en medio de una discusión incómoda: ¿será porque yo nunca he estado muy jodida ni he sido lo suficientemente pobre? ¿Será porque fui a un colegio privado? ¿Será porque soy medio portuguesa? La gran pregunta es ¿necesito explicarles a mis amigos que se puede perfectamente no ser racista, ni elitista, ni clasista, sin ser tampoco chavista?
11.12.07
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2 comentarios:
Yo lo que no puedo entender aun es que haya gente que sinceramente defienda valores como el respeto y la dignidad y todavia pueda ser chavista...para mi es imposible de concebir a estas alturas esa posibilidas porque ese hombre que si bien se erigio en sus inicios con una bandera de cambio y una esperanza... se ha tumbado esa imagen el solito y por el propio peso de su bulgaridad y falta de respeto... porque Chavez es un GRAN falta de respeto...
Y mucha gente lo excusa diciendo, no es qwue el es autoctono...es una representacion del venezolano de verdad...el de verdadero... y la verdad me rehuso a pensar que el venezolano de verdad sea alguien tan chavacano y falta de consideracion con el otro...
Yo no creo que nuestro background (colegio privados, vida con necesidades basicas y mas cubiertas) sea lo que no nos deja ver las virtudes del hombre... es simplemente que no tiene takes virtudes...es un egocentrico que ha manipulado al pueblo para lograr sus objetivos egoistas... nada mas.
Es cierto, Emilú, la gente piensa que la vida es otra cosa: dinero, autos, éxito profesional... Qué equivocados que están,
abrazos grandes,
M.
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